Diócesis de Tapachula

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Diócesis de Tapachula

 

II domingo de pascua

19 de abril del 2020  

 

  1. Muy querida familia diocesana de Tapachula, hoy celebramos el segundo domingo de Pascua. El Papa San Juan Pablo II nos invitó a celebrar este día al Señor de la Misericordia. Las lecturas de la Palabra de Dios nos hablan del poder transformador de la fe pascual. El libro de los Hechos de los Apóstoles insiste en que esa experiencia transformadora ha de traducirse en una comunión de vida y de bienes entre los creyentes. El evangelio nos recuerda que esa fe es capaz de hacer que el grupo de los discípulos se transforme, por la fuerza del Espíritu, en una comunidad misionera. El cambio radical que opera en nosotros la resurrección de Jesús es tal que la primera carta de Pedro lo considera un “renacer”, que es obra de Dios y fundamenta nuestra esperanza en la salvación que esperamos con alegría.

 

  1. Los Obispos mexicanos hace unos días expusimos las consideraciones bioéticas más elementales que necesitamos custodiar en estos momentos de desconcierto a causa de la pandemia del coronavirus: a) Es una obligación moral conocer y atender con información suficiente el grado de contagio que existe. Por ello es preciso realizar pruebas de detección, no sólo en pacientes sintomáticos, sino también de manera constante en algunas personas que sin presentar síntomas, puedan eventualmente portar el virus. b) Exigir al personal sanitario atender a personas contagiadas o con posible contagio sin dotarlas de todo el material necesario para su protección no es éticamente justificable. c) Es preciso hacer todo lo posible para evitar el racionamiento de los recursos biomédicos. d) Las condiciones de emergencia pueden llegar a obligar a los médicos a tomar decisiones dramáticas y lacerantes para racionar los recursos limitados, que no están disponibles para todos al mismo tiempo. La edad no puede ser considerada como el único y automático criterio de elección, ya que si fuera así se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles. e) La clasificación ordenada y justa de los pacientes, es de carácter universal y todos los equipos de salvamento deben conocerlo: desde atención pre-hospitalaria hasta la atención en el hospital. f) Nunca debemos abandonar al enfermo, incluso cuando no hay más tratamientos disponibles. g) Es inadmisible el abandono de pacientes o la negación del tratamiento médico correspondiente bien sea curativo o paliativo. h) Es importante evitar toda acción que de manera explícita o encubierta pudiera ser de tipo eutanásico o conllevar ensañamiento terapéutico.

 

  1. Quiero agradecer y reconocer el esfuerzo que muchos fieles y sacerdotes han realizado por vivir la Eucaristía a través de las redes sociales. Es admirable la creatividad que ha desarrollado cada agente de pastoral para mostrar su cercanía y amor al Señor Jesús Sacramentado. Sin embargo, deseo que esta misma creatividad nos lleve ahora a impulsar un acercamiento más profundo y constante con la Palabra de Dios, especialmente en estos días que nos toca vivir en casa. Les he pedido a algunos sacerdotes especialistas en Sagrada Escritura, al frente el encargado diocesano de la Pastoral Bíblica, que nos ofrezcan ideas, experiencias, aportaciones y subsidios que sirvan como guía para orar desde el hogar con la Palabra de Dios.

 

  1. Ante esta emergencia sanitaria por el coronavirus no parece clara ni objetiva la propuesta de las autoridades educativas en el País para culminar el ciclo escolar. Una fecha probable del regreso a clases parece no tomar en cuenta todo el esfuerzo que se ha venido realizando para evitar contagios. Por otro lado, la idea de clases en línea o por medios de comunicación hace a un lado a las comunidades de nuestra Diócesis que cuentan con escasos medios para ayudarse a terminar el ciclo escolar. Esperamos que los responsables en materia de educación puedan ofrecer soluciones acordes a nuestra región.

 

  1. Pronto iniciaremos el periodo de lluvias en la región. Es un momento oportuno para hacer una invitación a todos y así evitar, lo más que se pueda, la contaminación en los causes de los ríos. Es muy notorio que donde nacen los afluentes, el agua suele ser limpia y transparente, cosa que viene a menos cuando los ríos atraviesan los pueblos o ciudades.

 

Dios nuestro Padre, por intercesión de San José y Nuestra Señora Margarita Concepción, nos proteja y custodie a todos, en especial a los más vulnerables y enfermos, en esta pandemia.

 

Fraternalmente

+ Jaime Calderón Calderón

VIII Obispo de Tapachula

 

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