Acá entre nos

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Acá entre nos

 

Alejandro Moguel

 

El virus amenaza de nuevo nuestra tranquilidad

Estamos cundidos otra vez de personas contagiadas con Covid-19. Y esos son los casos que conocemos oficialmente. Del resto ya ni quisiéramos hablar, porque podrían andar deambulando por ahí muchas personas asintomáticas quienes, a su vez, han de estar transmitiendo la enfermedad a los demás con quienes conviven o tienen contacto esporádico diariamente.

Un amigo de 25 años de edad, chiapaneco, quien trabaja en el Ejército Mexicano, pero está comisionado en la Ciudad de México, me llamó ayer para comentarme que está confinado desde el viernes reciente y hasta el seis de agosto próximo, porque perdió el sentido del olfato y del sabor. La hija de otro amigo tuxtleco, ella de 26 años de edad, se fue a Huatulco hace una semana y regresó a la capital chiapaneca con algunos síntomas, como dolor de cabeza, de huesos y temperatura elevada. Se hizo la prueba y resultó positiva a Covid-19. Una excompañera mía de la preparatoria está trabajando en el sector salud de Chiapas y me llamó hace tres días para comentarme que dos compañeras de trabajo de ella están contagiadas con ese mismo mal, una de las cuales ya fue hospitalizada. Así, podría yo agregar muchos ejemplos más de ese tipo.

Cuento estas tres anécdotas para ilustrar que nuevamente estamos conociendo casos de contagios de personas cercanas a nosotros, algo que ya no sucedía desde hace varios meses, porque la curva de contagios había disminuido de manera considerable.

Los casos que llegan a nuestros oídos, como esos que acabo de mencionar, constituyen una señal inequívoca de que está aumentando de manera considerable el índice de enfermos, aunque muchos no quieran creerlo.

Otro dato que todos los medios de comunicación están resaltando, con datos oficiales, indicativo de que es cierto, es que la inmensa mayoría de enfermos de hoy está en el grupo de menores de 40 años, hombres y mujeres, y escasamente mayores a esa edad.

Ayer se prendieron las alarmas en la Ciudad de México, cuando un reportero tomó fotografía de un cartel colgado en la entrada del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) con una leyenda “hay poca disponibilidad de camas de hospitalización”.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell anunció, por otra parte, que desde hace varias semanas hay una tendencia al alza en número de enfermos en todo el territorio mexicano. Algunas entidades menos que otras, pero igualmente hacia arriba.

A nivel nacional hubo reportes de mil enfermos en un día, hace algunos meses. La semana pasada hubo un registro de más de 12 mil pacientes en un solo día en todo el país. Es un dato revelador de que las cosas van en serio y aún así la gente no se autoprotege. Sigue comportándose como si el coronavirus ya hubiera desaparecido del orbe y eso no es cierto. Está más cerca de cada uno de nosotros de lo que nos imaginamos.

Claro, en esta ocasión las cosas están muy distintas a como estuvieron en los picos de contagios de mayo, junio y julio del año pasado. En aquel entonces había mucho miedo a lo desconocido. La curva de contagios y de muertos estaba imparable y parecía que nunca se iba a detener la curva ascendente. Y no había más que encerrarse y tomar algunos medicamentos a esperar que transcurrieran quince días reglamentarios con la enorme incertidumbre de la impredecible letalidad del padecimiento.

Hoy ya se sabe más de la enfermedad, existen varios fármacos y muchos mexicanos ya están inmunizados. Hay una campaña constante de inoculación del biológico. Desde luego, que hay muchas personas irresponsables que no quieren ser protegidas. El problema es que esa actitud puede afectar a terceros inocentes que no tienen oportunidad de vacunarse porque todavía no alcanzan a ser incluidos en los grupos autorizados.

La buena noticia es que el viernes fue alcanzada la cifra más alta de inmunización entre los chiapanecos: más de 48 mil dosis aplicadas en un día. Los responsables de la vacunación en esta entidad, a cuya cabeza está momentáneamente el director general del IMSS, Zoé Robledo -con la opinión del gobernador, Rutilio Escandón, desde luego-, cambiaron las estrategias y parece que han estado funcionado para aplicar el mayor número de dosis posibles y eso es bueno, porque se está avanzando en la protección de más chiapanecos.

 

QUE SEA OBLIGATORIO

Yo soy partidario de la idea de hacer obligatoria la vacunación. El presidente de Francia, Emmanuel Macrón ya puso la muestra. Más de millón y medio de franceses pidieron el viernes pasado vacunarse tras la imposición del certificado Covid-19 para algunos servicios, pero obligación al fin.

Macrón anunció el lunes pasado que el personal sanitario tenía que vacunarse, de manera obligatoria, antes del 15 de septiembre. Tan solo en las 4 horas posteriores a la advertencia presidencial, se habían producido ya 976 mil peticiones de cita a través de diversas plataformas digitales ofrecidas por el gobierno francés.

La indicación es la siguiente: el personal sanitario, empleados de residencias y otros profesionales que trabajan con personas vulnerables deberán estar vacunados, como muy tarde, el 15 de septiembre próximo para poder seguir trabajando.

Quienes no lo hagan podrán ser objeto de una suspensión del empleo y de sus sueldos. Y si persisten en su negativa a vacunarse, la sanción podría llegar al despido.

En la práctica, la obligación de vacunarse, aunque no será establecida en la ley, también se extenderá a los empleados de empresas u organizaciones en las que se exija al público el certificado sanitario, incluidos aquellos que trabajan en bares, restaurantes, cines o teatros. ¡Ándale! Allá no se anduvieron por las ramas. Establecer como obligatoria la vacunación tiene un propósito inobjetable: salvar vidas y evitar otros confinamientos nacionales que paralizarían aún más a la ya de por sí deteriorada economía de los mexicanos.

El presidente, Andrés Manuel López Obrador no es de la idea de hacer obligatorias muchas cosas, porque, a su juicio, eso podría ser violatorio a los derechos humanos de las personas. Pues no. Eso no aplica cuando de salvar vidas se trata. Ojalá y cuando haya suficientes vacunas se haga lo mismo en México para poder vencer con más contundencia al mortal virus.

Email: alexmoguels@hotmail.com

 

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