Piedrazos 

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Piedrazos 

 

Héctor Narváez  

 

¿Y la formación humana? 

¿Dónde está? Parece que estamos tan perdidos, que no nos hemos dado cuenta si la tenemos o no.

Nos hemos dedicado más a vivir, y en exceso, que no sabemos para qué vivimos, ni tampoco somos conscientes de las consecuencias de nuestros actos.

Por eso, es necesario echar una mirada al interior. Y buscar si tenemos esa formación humana.

Ser mejores

Les doy un ejemplo, de entrada, para empezar a entender este tema.

Hablar en esta actualidad de ética, ya es muy anticuado, ¿verdad?

La mayoría de los que hoy se dicen “los profesionales”, no se mueven si no hay dinero de por medio. Y es muy lamentable.

Conocemos casos de doctores que no atienden a los enfermos si no se les paga lo que piden y a veces son sumas elevadísimas. También de abogados que no han ayudado a sus clientes a salir de las cárceles, cuando son inocentes, porque no cuentan con los recursos económicos.

Esto es tan solo un aspecto de la formación humana. Porque, así como existe una formación académica, hay una formación individual, personal.

Los especialistas en la materia, hablan que se trata del desarrollo de actitudes y valores, lo cual –insisto–, en nuestros días tristemente se han perdido.

Y es tan importante entender esta parte, porque impactan al crecimiento personal y social del individuo.

Algo que conocen muy bien los Gobiernos de este mundo, pero que no todos le han apostado al desarrollo de la persona.

De esta manera, un ser humano formado adecuadamente, actúa conforme a valores, de forma coherente, con propósitos y, sobre todo, con iniciativa e independencia.

Una independencia, que muchos padres quisieran que tuvieran sus hijos, pero que por malas decisiones y hasta manipulaciones, los herederos no pudieron volar y siguen en casa, viviendo incluso ya a punto de entrar a la tercera edad y con sus esposos y sus hijos.

El que tiene una formación personal, es un ciudadano que sabe su papel ante la sociedad. Es alguien que no busca pretextos o le echa la culpa a los demás.

Es más, es un ser que quiere a su cuerpo, se desempeña muy bien en el trabajo y con la familia. Conoce los espacios en los que se mueve y trata de comprender lo que sucede a su alrededor.

Es un ser humano, que llega a tomar consciencia de la vida, que aprende que no puede llegar a ser perfecto, pero que tiene la oportunidad cada día de ser mejor.

Algo, que la mayoría no quiere entender, menos llevar a la práctica. Pero, que es necesario aplicarlo, ante la forma en que ya cambió el mundo.

Reeducarnos

También es una palabra que muy poco se menciona en nuestra actualidad, pero que es muy usada, sobre todo en nuestras casas.

Quienes tienen hijos, han vivido momentos “incómodos” en los que han tenido que tomar otra decisión.

Esas “personitas” que con solo una mirada acusadora te hacen cambiar de parecer en las malas actitudes, también existen en la sociedad. Aunque, cada vez son pocos, pero te ven y te juzgan.

Y todo eso, se llama “reeducación”.  Un proceso elemental para el aprendizaje de las personas.

¿Han escuchado decir que nunca se termina de aprender? Lo han dicho personajes que tienen varios doctorados académicos y que son unas “enciclopedias” andando.

Bueno, también eso es parte del reconocimiento de que todos los días tenemos que aprender algo. Y que necesitamos ser formados íntegramente.

Es un tema que ya abordé anteriormente en esta columna y que es necesario seguir insistiendo.

Los que tratan la formación humana, hablan de que es necesario que el individuo esté preparado tanto intelectualmente, como humanamente, social y profesional.

Noten que un sér humano debe de saber qué es lo que tiene que hacer para ser humano. Y que ser intelectual es diferente a ser profesional.

Por eso conocemos a tantas personas que tienen “títulos”, pero que no tienen ni la humildad ni la sencillez para tratar a los demás.

Así, una persona debe de contar con toda la información que se pueda, porque sirve para tomar mejores decisiones, pero también tiene que tener formación.

Alguien que es culto, académico y disciplinado, se distingue a kilómetros. Y no solo por su conocimiento, sino por su forma de actuar.

Son personas que están preparadas para los retos de este mundo. Y se siguen preparando para todo lo que pueda venir más adelante. Porque saben la importancia de reeducarse.

Quizá ya no tenemos ni la edad ni el tiempo para ir a la escuela o las universidades. Pero, necesitamos reeducarnos.

Tenemos los medios a nuestro alcance, la ciencia y el internet. Todo es que empecemos a hacer un cambio en nosotros mismos.

Y debemos de empezar por retomar la formación humana. Esa formación que permitió a generaciones del pasado estar en armonía con la vida y la naturaleza. Generaciones que sabían enfrentar las crisis de sus tiempos.

Moraleja: Hombre precavido… ¡Vale por dos!

Comentarios: hectornarvaez@hotmail.com 

Cel. 9642823259 

Facebook: hector.narvaez.96

 

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