Columna Sur  

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Columna Sur  

 

Héctor Narváez

 

Los demonios de “la 4T”.

Y son los mismos que padeció la transición del PAN con Vicente Fox Quesada cuando sacaron al PRI de “Los Pinos” en el 2000.

El analista político Erick Guerrero Rosas, ilustra ese escenario en su libro, como si sucediera hoy con Morena, tras su triunfo en el 2018.

Los demonios de “la 4T”. Que son los mismos del pasado y que ahora alcanzaron al futuro cuando gobernaría la izquierda en México.

Siguen sueltos

Haré este ejercicio de tratar de actualizar las primeras páginas de este libro “Los Demonios de la Transición. ¿Cómo exorcizarlos?”.

Fecha: domingo 1 de julio, año 2018. Lugar: Ángel de la Independencia, ciudad de México. La algarabía es total. Miles de personas festejan eufóricas la derrota del PRI-AN, “la caída del sistema”.

Con una votación de 63.42 %, López Obrador parece haber sepultado para siempre al viejo régimen autoritario. “Hay que prepararnos para 83 años de Morena”, dice orgulloso un militante morenista. Se pierde piso. Millones de mexicanos murieron creyendo que el PRI-AN jamás se derrumbaría, y eso hace más impactante el resultado de la elección. La victoria, lo que parecía imposible (“sacar al PRI-AN de Palacio Nacional”), provoca ceguera precisamente por haber sido tan anhelada.

El festejo alcanza un momento de clímax: en medio de la gritería, aparece un enorme ataúd cubierto con la bandera del PRI y del PAN. Le da la vuelta al Ángel de la Independencia. Pero ese ataúd es una fantasía, una ilusión que impide a muchos ver la crisis que se avecina. Es un símbolo que no refleja la realidad, más bien la distorsiona, porque a pesar de la victoria, el viejo régimen que heredaron ocho décadas de PRI-AN en el poder no ha muerto.

Lo que muchos no alcanzan a comprender el 2018, es que el enorme ataúd que la gente pasea por las calles está vacío: no tiene cadáver. Y ese cadáver va a tardar en caer.

Para liquidar definitivamente al viejo régimen autoritario –escribe Erick Guerrero Rosas– hace falta transformar sus instituciones, pues a pesar de la caída, la mayor parte de ellas sigue funcionando. Pero LA SOBERBIA que normalmente acompaña a los grandes triunfadores complica las cosas. Las ÉLITES MORENISTAS afirman que “la 4T” (es decir, “transformar”, de un sistema autoritario a uno democrático), terminó con la llegada de Morena al poder; con la alternancia. Como si bastara con un cambio de partido para resolver, de la noche a la mañana, todos los problemas. “México nació el 2018”, se jactan, eufóricos, líderes de Morena, entre copas de vino.

Mientras, como sucedió en el 2000 con Vicente Fox y el triunfo del PAN, en este nuevo periodo del Gobierno Federal, los demonios siguen sueltos.

El mismo infierno

Si tienen la oportunidad de conseguir este libro de Erick Guerrero Rosas, “Los Demonios de la Transición. ¿Cómo exorcizarlos?”, háganlo. Léanlo detenidamente y verán que no solo retrató la primera alternancia en el poder, también fue futurista con lo que iba a suceder cuando AMLO, Morena y la izquierda gobernaran este país.

En la lectura de sus primeras páginas, me sorprendió lo siguiente: Tremendo error que levanta falsas expectativas entre ellos mismos y la población. Un error que se va a pagar muy caro tres años después: con desilusión, con abstencionismo, con nostalgia por el pasado… con reveses electorales.

Sucedió en la intermedia con Fox en el 2003 y se repitió la historia en este proceso electoral del 2021, a la mitad de su mandato de López Obrador.

Pero, también lo siguiente que aparece en el libro no deja de sorprenderme: La democracia no podrá sentar sus reales en este país hasta que el viejo régimen autoritario quede completamente muerto; cuando haya sido totalmente liquidado y el PRI logre transformarse en un auténtico partido político, independiente del Estado. Solo hasta este momento podremos cantar victoria.

Ya lo he escrito en esta columna: tras el 2000, Fox nunca dejó de celebrar el triunfo que alcanzó de haber sacado al PRI de “Los Pinos”. Lo propio hace AMLO después del 2018, de recordarnos cada tres meses su mayor logro electoral de llegar a Palacio Nacional. Y todo sigue de festejo en festejo, mientras lo más importante se olvida: consolidar la democracia.

Para eso, hay que exorcizar a los demonios: transformar sus instituciones, no desaparecerlas. Dejar a un lado la soberbia, que muchos siguen con ella desde hace más de tres años. Y aceptar que un solo partido no puede resolver todos los problemas de México, porque necesita de aliados y de muchos profesionales, expertos y ciudadanos, a quienes se les ha clasificado como ser parte de “la mafia del poder” y hasta de pertenecer a una “la clase media” que es tachada de mala.

Nada de lo anterior, se hace, ni en lo más mínimo. Por eso hay tantos problemas en el país, que pareciera la “antesala del infierno”. Políticamente, pero un “pequeño infierno”, que sigue desde el pasado hasta nuestro presente.

En verdad les recomiendo ampliamente el libro de Erick Guerrero Rosas, “Los Demonios de la Transición. ¿Cómo exorcizarlos?”. Por cierto: entre ellos, se cita a AMLO. 

Moraleja: ¡Salió peor el remedio que la enfermedad!

Al margen: ¡A videazos!

Así están agarrando a este Gobierno Federal de Morena, de “la 4T” y el primero de la izquierda de México.

Sucedió ayer con Martín Jesús, y se dio el año pasado con Pío López. ¿Cuántos más fueron grabados por Romo, el ex asesor del entonces Gobernador Velasco, hoy flamante Senador pluri? A videazos. ¡Es claro que quieren acabar a esta administración y a su ideología!

Por último: ¡Saludos!

Ayer me hablaron de la panadería Rizo de Tapachula, para felicitarme por las columnas de esta semana.

Un negocio que es administrado por la Señora Graciela Utrilla, de 89 años, y Manuel Rizo Morales, de 99 años. Para quienes gusten visitarla, se encuentra en Tercera Oriente No. 59, entre Once y Trece Oriente, calle del Country Club. Desde este espacio va el saludo para estos panaderos. ¡De los pocos y buenos que aún hay! 

¡Nos leemos el lunes!

Mi Cel: 9642823259 

En Facebook: elperiodistamx y hectornarvaezmx

 

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